Cómo afrontar la pérdida de un padre

En este momento estás viendo Cómo afrontar la pérdida de un padre

Perder a un ser querido siempre es duro. Yo tardé mucho en experimentarlo y lo hice de una forma muy directa cuando falleció mi padre. Él tenía 56 años y mucha vida por delante. Yo 27 y me quedé coja, vacía en muchos sentidos pero siempre he sido de talante optimista. No me hundo fácilmente, no me autocompadezco. Hoy os cuento lo que supuso y cómo superé la pérdida de mi padre.

el papá de mi infancia y mi juventud

Cuando alguien fallece parece que afloran los mejores sentimientos hacia esa persona que ya no está. Nadie se acuerda de lo malo. Aquí voy a coincidir con esa amable mayoría. No es que mi padre no tuviera nada reprochable. Siempre recuerdo, por ejemplo, lo cabezota que era (de alguien lo tenía yo que heredar), pero en las cosas importantes es difícil sacarle una pega. Lo que más recuerdo siempre es su alegría y su eterno buen humor. También su generosidad para con todos. Conmigo y con mi hermano era un padre cariñoso, cercano y protector. Siempre que he necesitado algo mis padres han estado ahí. Su apoyo incondicional siempre, hasta cuando me he equivocado. 

Dicen que las niñas tiramos para los padres. En mi caso tengo la suerte de no tener que decidir. Simplemente mi padre y yo teníamos una relación especial. Era un hombre reservado pero nosotros hablábamos de muchas cosas. Pasábamos mucho tiempo juntos y solos y eso nos permitió conocernos más, sobre todo los últimos años de su vida. Por eso la pérdida es más evidente.    

los primeros días

la muerte de un padre

Los padres son tu referencia en la vida. Esas figuras que siempre han estado ahí para mostrarte el camino, para sujetarte y darte aliento. Y de repente ya no están. Si estáis mínimamente unidos, afrontar la pérdida de un padre es dura, no nos vamos a engañar. Los primeros días los pasé en una nube. Eres consciente de lo que ha pasado pero creo que no eres capaz de asimilarlo. Al final, te vas a casa y piensas que llevas 5 días sin ver a tu padre, algo que podría pasarte cuando aún vivía, por lo que aún no lo echas verdaderamente en falta. Luego pasa una semana más, y otra, y otra y ya empiezas a pensar cuánto hace que no oyes su voz, que no le abrazas. Cada vez eres más consciente de lo que ha pasado y la realidad es que esa persona ya no volverá. No superas su pérdida simplemente te acostumbras a vivir con ella. 

resiliencia, o cómo afrontar la pérdida de un padre

Quizá lo hice por mi madre, o seguramente por mí misma pero no me vine abajo. No me encerré en el «por qué yo» o «por qué mi padre». Sí pensé en lo injusta que es la vida pero tampoco dejé que ese pensamiento ocupara mi mente más de unos segundos al día. Lloré mucho. Aún hoy lloro cuando me acuerdo de él, aún ahora lloro escribiendo esto. Pero enseguida se transforma en un pensamiento bonito porque lo que hago es acordarme de él.

Hace tiempo escribí que lo que peor llevo es perder ciertos detalles. Cosas que irremediablemente no vuelven. Todavía recuerdo cómo me sentía cuando me abrazaba, el tacto y el calor de sus manos, incluso su olor. Pero su voz a veces la tengo difusa. Y eso sí que me da terror. Que llegue un día en que no me acuerde cómo sonaba mi nombre mi cuando él lo pronunciaba.

La muerte es parte de la vida. No puedes dejar que las pérdidas te hundan. Piensa en esas personas y recuerda lo bonito. Quédate con eso. La pena es inevitable pero seguro que también te arranca una sonrisa.

No hay una fórmula exacta. Cada uno lleva la pérdida de un ser querido como puede. Mi padre falleció hace ya 11 años y yo sigo echándole de menos. Sé que será así siempre.

Escribo esto por varios motivos. Uno porque me encanta hablar de mi padre y recordarle. Es parte de mi vida, en presente, no en pasado. Y también lo hago por si puede ayudar a otras personas que hayan pasado por una situación parecida. Si es así, me encantará saber tu historia. Que nadie te diga cómo tienes que llorar o sentir.

Deja una respuesta