En el extremo más noroccidental de las Islas Canarias se erige una zona declarada Reserva de la Biosfera, o eso pondría en cualquier folleto. Los que ya la han visitado la bautizaron como “la isla bonita” y los que lo hacemos después corroboramos, reafirmamos y hasta consideramos que la denominación se queda corta. Desde los innumerables senderos hasta la observación de las estrellas, pasando por el turismo volcánico y el urbano. Mires donde mires, hagas lo que hagas, no encontrarás tara alguna a La Palma. Incluso después de que un desafortunado incendio nos haya arrebatado el 7% de su verde territorio, nos queda un 93% de extraordinaria belleza.
por tierra, mar y cielo
Comencemos por arriba: La Palma es casi pionera en promulgar una Ley del Cielo. Data de 1988 y desde entonces vela por proteger la calidad del cielo para las observaciones astrofísicas, controlando la contaminación lumínica, atmosférica y radioeléctrica. Quizá lo desconocíais, quizá incluso os ocurra como a muchos que siguen asociando La Palma con otra isla, la capital de Gran Canaria (Las Palmas de Gran Canaria) o peor aún, la balear Palma de Mallorca. Primera gran lección aprendida de la isla; no sólo es bonita abajo y de día, sino que embriaga y conquista arriba y de noche. Si nos preguntas por el mirador ideal (hay una ruta de miradores astronómicos distribuidos por toda la isla) no sabríamos decirte, pero sí recomendarte a quien te puede guiar por los entresijos del cielo nocturno: Ad Astra.
senderismo y playas
El senderismo en La Palma es otra de esas actividades que algunos turistas, especialmente los nacionales, no sólo no han –hemos- sabido alabar sino que hemos convertido en estigma de la isla. ¿Irte en busca de sol y terminar caminando? Pues sí, y si no lo haces te perderás una de las joyas que guarda la geografía española. Te hablamos de dos rutas cortas, sencillas, que a buen seguro despertarán tu gusanillo y ganas de más y más sendero, especialmente la segunda. Porque la primera (Bosque de Tilos – Espigón Atravesado) cierto es que premia al viandante con rincones verdes, a salvo del astro rey y una dificultad media-baja, pero también que salvo el remate final (el Espigón Atravesado es un minúsculo mirador pero la alfombra verde que se erige ante ti es inolvidable) se echa en falta algo de “dinamismo”.
Ya sea en playa o charco, La Palma posee unas playas dignas de visitar y echar la tarde en ellas. Y sí, has leído bien, charco… porque Charco Verde y Charco Azul son dos singulares enclaves de la isla donde el mar, con ayuda del Hombre, ha formado “piscinas naturales” de transparente –y algo fría- agua y saludable baño. Nosotros hicimos día en Charco Azul y descubrimos otro de los placeres canarios: los precios.
Nada te descubrimos si te decimos que haya más o menos turismo jamás verás atestadas las principales playas de La Palma, pero quizá te ayude saber que los más pequeños pueden divertirse en una pequeña área infantil en Santa Cruz de la Palma o, mejor aún, una suerte de lago natural que encuentras aproximadamente en la mitad de la playa de Los Cancajos.
Podría estar todo el día escribiendo razones para visitar La Palma pero mis palabras no podrían ni acercarse a la experiencia vivida. La isla Bonita se vive y se disfruta in situ.